En Florencia, además de monumentos y fachadas con muchas historias que contar, también le vimos a ÉL. No teníamos muchas esperanzas de poder entrar en la Galleria dell’Accademia sin haber reservado antes la entrada, pero pasamos por delante y tuvimos la suerte de que no había casi nadie y entramos enseguida. Por mucha foto que enseñe no le hacen justicia, hay que ir y verlo. He de confesar que se me escapó la lagrimilla.
Espero volver en algún momento y quedarme más días disfrutando de la ciudad (y entrar en la Galería de los Uffici y en la Santa Croce a ver la tumba de Miguel Ángel).
2 comentarios
Sólo puedo decir que ahora mismo me das muuuuucha envidia >.< Yo me tuve que conformar con ver la réplica. Algún día… (:
Algún día volverás, seguro! 😀